Enseñanza del ELCA
El ELCA confiesa al Dios Trino-Padre, Hijo y Espíritu Santo. Proclamamos a Jesucristo como Señor y Salvador. En nuestra predicación y enseñanza, el ELCA confía en el Evangelio como el poder de Dios para la salvación de todos los que creen.
La enseñanza o teología del ELCA sirve a la proclamación y al ministerio de esta fe. No tiene una respuesta para todas las preguntas, ni siquiera para todas las preguntas religiosas. La enseñanza o la teología preparan a los miembros para ser testigos en el habla y en la acción de la rica misericordia de Dios en Jesucristo.
Escrituras, Credos y Confesiones
La Confesión Oficial de Fe de la ELCA identifica las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento (comúnmente llamadas la Biblia); los Credos de los Apóstoles, Nicea y Atanasia; y los escritos confesionales luteranos en el Libro de la Concordia como la base de nuestra enseñanza. Las congregaciones del ELCA hacen la misma afirmación en sus documentos de gobierno, y los pastores y diáconos del ELCA prometen llevar a cabo su ministerio de acuerdo con estas fuentes de enseñanza.Esta Confesión de Fe es más que solo palabras en un documento oficial. Todos los domingos en la adoración, las congregaciones del ELCA escuchan la palabra de Dios de las Escrituras, oran como Jesús enseñó y vienen a la Mesa del Señor esperando recibir las misericordias que el Dios Trino promete. A lo largo de la semana, los miembros de la ELCA continúan viviendo por fe, sirviendo a otros libre y generosamente en todo lo que hacen porque confían en la promesa de Dios en el Evangelio. En grupos pequeños y en camas de enfermos, en devociones privadas y en el trabajo diario, esta fe satura toda la vida.
Enseñanza para una vida de fe
Esta conexión con toda la vida es la demostración más clara de la autoridad que las Escrituras canónicas, los Credos ecuménicos y las Confesiones Luteranas tienen en el ELCA. El Espíritu Santo usa estos testigos para crear, fortalecer y sostener la fe en Jesucristo y la vida que tenemos en él. Ese trabajo vivificante continúa todos los días, como explicó Martín Lutero en el Pequeño Catecismo: el Espíritu Santo “llama, reúne, ilumina y santifica a toda la iglesia cristiana en la tierra y la preserva en unión con Jesucristo en la única fe verdadera.”
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